Revista

ALGUNAS REFLEXIONES ACERCA DEL VIH

 

La introducción de las drogas antiproteasas en regímenes antirretrovirales múltiples, fue presagiada por algunos como la panacea tan esperada en la lucha contra el virus de la inmunodeficiencia humana. A esto se sumaron las nuevas técnicas de biología molecular que proveen de un instrumento valioso para la medición del número de copias de ARN viral. Este entusiasmo inicial, se ha visto mermado por numerosos factores entre los cuales destacan las altas tasas de replicación y mutación del HIV, las distintas potencias de regímenes probados, el estadio de la enfermedad en el momento de iniciar la terapia, los tratamientos previos a los que había sido expuesto al paciente, la magnitud del esfuerzo terapéutico conconsecuentes diferentes niveles de cumplimiento de la terapia, y cambiante distribución del HIV en las poblaciones, entre otros. El futuro cercano nos trae la redefinición y simplificación de muchos de los regímenes terapéuticos probados y, quizás con ello, un mejor cumplimiento de los regímenes terapéuticos. El factor económico no parece ser un obtáculo para el tratamiento, tal como lo demuestran las experiencias de sistema de salud con acceso gratuito a medicamentos, los cuales no han sido más alentadores, en cuanto al cumplimiento terapéutico, que otros sistemas sin gratuidad.

La tan anhelada vacuna contra el SIDA, parece estar destinada a un futuro más bien lejano, aunque el trabajo en esta área no ha perdido intensidad. La incesante variabilidad de los antígenos inmunodominantes del HIV, constituye un verdadero dolor de cabeza para la formulación de vacunas, originando una diversidad genética sólo comparable con la observada en el virus de la influenza. El surgimiento de formas mutantes, y su impacto en la evolución de esta pandemia, es verdadera preocupación, tanto para las autoridades sanitarias como para la comunidad científica a nivel mundial.

Otros esfuerzos se orientan al entendimiento de la resistencia natural al virus y, en este sentido, las quimoquinas y sus correceptores están en el foco de la atención. Estos correceptores, los cuales son necesarios para la entrada del HIV, funcionan normalamente como receptores de quimoquinas, teniendo que las quimoquinas como el RANTES, MIP-1 alfa y MIP-1 beta en conjunto pueden bloquear la entrada del HIV a la célula blanco, al unirse éstas al correceptor celular CCR-5. Es interesante añadir a todo esto, que aproximadamente 10% de la población caucásica porta un alelo defectuoso en el gen de este receptor denominado CCR5 32, que los individuos homocigotes para este alelo no expresan el receptor especifico CCR-5 y son resistentes in vitro a la infección por el HIV y que los individuos heterocigotes progresan más lentamente hacia el SIDA; este factor genético explica por qué ciertos individuos expuestos repetidamente al HIV no adquieren la infección. Evidentemente podrían existir otros factores, genéticamente determinados que impedirían la infección viral y/o determinarían el tiempo de progresión hacia SIDA.

Se estima que un tercio de la población mundial está infectada por M. Tuberculosis. Esta enfermedad, cuando esta activa, incrementa la replicación viral, además tenemos que la aparición de cepas multirresistentes hacen más difícil el tratamiento en estos individuos inmunodeprimidos. Por lo tanto, debemos tener muy en cuenta que el éxito de cualquier programa de tuberculosis, depende en la actualidad de la implementación adecuada de un programa de lucha y prevención contra la infección por HIV.

Mucho queda por aprender de los efectos inmunológicos de la infección por HIV y de cómo manipular las defensas del cuerpo humano, para un ataque mas efectivo contra este patógeno. Independientemente de cuál pueda ser el mejor enfoque, la estrategia final debe ser accesible a todos los afectados, una meta que no se ha logrado con muchos patógenos, como el de la polio, el cual estuvo en primera plana hace unas décadas. Nuestra búsqueda sigue adelante y la historia nos estimula a continuar en una constante lucha, sobre todo cuando recordamos casos tan alentadores como la erradicación de la viruela.

 

Roberto Patarca, M.D., Ph.D., HCLID
Universidad de Miami

Pedro O. Flores - Villanueva, M.D.
Universidad de Harvard

VOLUMEN 8

1 Sup. Especial

Volumen 8, año 1998
Número Sup.

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